miércoles, 28 de marzo de 2012

Erótica.

Erótica...
Ósculo mágico que conducia al deseo, así...
entre la vehemencia de tus brazos me concedias la entrada al cielo y el infierno,
amargo simiente que fue la marca de la culpa de dos seres que se entregan al abismo,
noctambulante era nuestra naturaleza debido a la entrega,
espamos concebidos por la unión de un arcángel y un incubo,
soberbia adquirida ante el reto de nuestros señores.
¿Quién puede culpar a lo que creo Dios?
No es el quién predica el amor, amor a tus semejantes y a tu enemigo...
Redimiamos la culpa entre suspiros de un placer infinito...
Todo el entorno se envolvia de amor y pasión,
el erotismo radiante en tu mirada recorria mi torso con una sensualidad indescriptible,
el universo conspiraba para perfeccionar la entrega,
aún puedo sentir la calidez de tus labios sobre mi cuerpo,
el dolor que infligias con aquellos mordiscos,
la pasión exaltada en cada parte de tu cuerpo,
erótica...
El cielo y el infierno nunca han acordado respetar lo que los subordinados hacen,
castigos sacrílegos hemos recibido cada uno por parte de nuestro padre,
seguimos en el vórtice de una mentira, huyendo del pasado,
luchando por rescatar el amor y la pasión.
Te he buscado, he gritado tu nombre hasta desgarrar la piel con mi llanto
pero creo que tu creador ha sido más cruel conmigo...
¿Si un incubo muere, dónde buscarlo?.
Erótica no existe más.


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